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Pacto Mundial para la Migración ¿cómo afecta a Colombia?

Colombia: de emigrante a receptor de inmigrantes

En Colombia se ha hablado muy poco de este tema, pese a la importancia que puede tener en las actuales circunstancias.

Tradicionalmente hemos sido un país de emigrantes, y quizás por eso se ha entendido que el pacto puede ser conveniente para el país. Pero esta situación está cambiando dada la crisis de Venezuela: en los últimos años nos hemos convertido en un receptor de migrantes, tanto de carácter temporal como permanente. Esto hace que las obligaciones contenidas en el Pacto puedan ser costosas para nosotros en  términos económicos y políticos.

Mientras tanto en los grandes países receptores de migrantes—y especialmente en Europa—en los últimos han surgido serias dudas sobre la conveniencia de firmar ese pacto. Por tanto, vale la pena entender los alcances de este pacto y lo que él implicaría para Colombia.

¿Qué es el Pacto?

El Pacto Mundial para la Migración es un acuerdo intergubernamental no vinculante cuyo objetivo es hacer que la migración sea “más humana y ordenada”.

La idea básica del pacto es gestionar los flujos migratorios mediante la cooperación internacional y evitar que se repitan los problemas de los últimos años. Para ello se proponen las siguientes actividades u “objetivos”:

Objetivos para una migración segura, ordenada y regular

  • Recopilar datos precisos y desglosados ​​para tener políticas basadas en la evidencia.
  • Minimizar los factores que obligan a las personas a abandonar su país.
  • Proporcionar información precisa y oportuna en todas las etapas de la migración.
  • Asegurar que todos los migrantes tengan prueba de identidad legal y documentación adecuada.
  • Mejorar la disponibilidad y flexibilidad de las rutas para la migración regular.
  • Facilitar el reclutamiento justo y ético y salvaguardar las condiciones que aseguren el trabajo decente.
  • Reducir los peligros en la migración.
  • Salvar vidas y promover esfuerzos coordinados sobre migrantes desaparecidos.
  • Mejorar la coordinación contra el tráfico ilícito de migrantes.
  • Prevenir y combatir la trata de personas en el contexto de la migración.
  • Gestionar las fronteras de forma integrada, segura y coordinada.
  • Aumentar la certidumbre o previsibilidad en los procedimientos de migración para una apropiada selección, evaluación y referencia.
  • Utilizar la detención del migrante como una medida de último recurso y buscar alternativas.
  • Mejorar la protección consular, la asistencia y la cooperación a lo largo del ciclo migratorio.
  • Brindar acceso a servicios básicos para migrantes.
  • Dar voz a los migrantes y las sociedades para la plena inclusión y la cohesión social.
  • Eliminar todas las formas de discriminación y promover el discurso basado en la evidencia para moldear las percepciones sobre la migración.
  • Invertir en el desarrollo de habilidades y facilitar el reconocimiento mutuo de habilidades, calificaciones y competencias.
  • Crear condiciones para que los migrantes y las diásporas contribuyan plenamente al desarrollo en todos los países.
  • Promover transferencias de remesas más rápidas, seguras y baratas y fomentar la inclusión financiera de los migrantes.
  • Facilitar el retorno y la readmisión seguros y dignos, así como la  reintegración sostenible.
  • Establecer mecanismos para la portabilidad de los derechos de seguridad social y de los beneficios que se hayan ganado.
  • Fortalecer la cooperación internacional y las asociaciones mundiales para la seguridad, el orden y la migración regular

Un debate muy intenso

Estados Unidos no hará parte del Pacto.
Foto: Embajada de los Estados Unidos en Argentina

En abril de 2017 empezó el proceso para construir este pacto mundial. Se trata de un pacto promovido y acordado por 193 estados y auspiciado por Naciones Unidas.

Brilla por su ausencia Estados Unidos, que se retiró de las negociaciones. Aunque el proceso  empezó hace poco más de año y medio, en los últimos meses ha nacido una ola de descontento y temor frente a este Pacto. Tanto así que varios países han anunciado que no lo firmarán.

Hasta el momento, los países que han expresado su negativa a firmarlo o que han propuesto posponer su firma son Australia, Austria, Bulgaria, República Checa, República Dominicana, Hungría, Italia, Israel,  Polonia, Eslovaquia y Suiza.

Nueva Zelanda aún no se ha decidido y en Bélgica, el miércoles de esta misma semana el parlamento autorizó la firma, pero si lo hace su gobierno de coalición podría perder el apoyo del partido nacionalista flamenco (Nueva Alianza Flamenca), y por lo tanto la mayoría parlamentaria.

En Alemania, aunque la canciller ha defendido con firmeza la firma del Pacto, la intensa  oposición al mismo ha ocasionado un cambio sustantivo en el panorama electoral. Debemos recordar que Ángela Merkel  permitió a cientos de miles de migrantes un ingreso descontrolado desde el otoño del 2015. Tres años después, su decisión sigue alimentando un debate muy acalorado. Muchos comparten una preocupación: que el Pacto pueda alimentar las fuerzas de extrema derecha en Alemania y en otros países.

Matthias Herdegen, director del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad de Bonn, recomienda que Alemania no apruebe el Pacto sin una declaración interpretativa, una posición que ha encontrado apoyo en muchos sectores. En estos días, la convención del partido mayoritario debatirá el Pacto y una declaración interpretativa.

Fuente: https://www.razonpublica.com

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